Piensa en el pan de dulce, los chicles y las paletas cuyo centro es líquido manjar. Tu gusto recuerda esa delicia. La espera aumenta el placer, bien lo sabes.
En realidad D no sería digna de registro si no fuera porque su jugoso núcleo ha dejado en algunos paladares (como el mío, gracias a Dios) el mismo exquisito recuerdo de las golosinas cuya espera conforma el placer de probar el suave centro. El deleite de ese mágico y efímero cambio de sustancia es sublime.
La deliciosa D era total y aburridamente normal en todo, como esposa, amiga, hija, empleada… en fin, nada que destacara en su vida. Su magnífico mérito radica en la decisión que tomó en el baño la noche que por primera vez fue penetrada, la primera de su luna de miel. Se propuso que cada seis años sería infiel una vez y que solo en esa ocasión su vulva sería realmente jugosa, jugosísima.
Un minuto después de proponerse lo dicho como verdadero eje de su vida, la deliciosa D entendió que quien probara su líquido interior debía ser diferente cada vez y que lo mantendría ilusionado durante los seis años que su vulva tardaría en ser tan gratamente suculenta. Es decir, un día seleccionaba a un ser humano y durante los siguientes seis años le daba probaditas; solo el día exacto del sexto ciclo la privilegiada persona disfrutaba a la deliciosa D.
Seis años de delicada y cuidadosa seducción terminaban en un maravilloso, divino, soberbio acto sexual que hacía temblar al universo. Cuatro paladares habían probado la maravilla central de D. A nadie hay que darle detalles para que imagine la energía que descarga una mujer después de seis años de disciplinados escarceos, insinuaciones, sueños, fantasías y planes.
Ojalá y seas tú, lector, hombre o mujer, a quien D seleccione, a sus 44 años. La deliciosa D está en el segundo de los quince días en los que elige a quien disfrutará de su centro cuando cumpla 50. ¿Qué más decir? Imagina un sexo femenino concentrado seis años en otorgar un solo bautismo, piensa que eres tú la o el privilegiado. De ahí que D sea deliciosa, paradisiacamente deliciosa. Sabes de lo que hablo. Que ahora D sea tan deliciosa para ti como lo fue para mí.