El frondoso F

La extraña mujer tras la carta que recién me lanzaba abrió grandes sus gitanos ojos y con un movimiento tan rápido como sensual me abrazó por detrás e hizo que trotaran en mi espalda los turgentes camellos que en su pecho anidan. Me besó en la oreja y me susurró palabras mágicas que me llevaron a flotar por el universo usando por entrada su sudoroso cuerpo. Ya en este mundo, me di cuenta que estábamos en su mística guarida y escuché mi voz, que preguntaba: ¿Por qué al ver la carta que me lanzaste, me trajiste a tu lecho sin la menor duda?

La franco-gitano-mexica volteó a verme con esa mezcla de misterio y peligro que tanto excita a los aventureros como yo y, sin saber si usó su voz, oí: El falo es una vara mágica que permite a una mujer llegar a la luz más hermosa que pueda percibir y que, justamente, es la que habita en su interior. Es lamentable que muy pocos iniciados e iluminadas lo perciban. Y es poco común encontrar falos como el tuyo (no por sus dimensiones, pues en el aspecto físico es totalmente normal), que permiten a cualquier mujer llegar a firmamentos tan profundos y frondosos como los desee. Mira, F: el tres de bastos después del as… No puedo ni quiero recordar todo el discurso quiromántico que siguió.

El caso es que luego de esa tarde, en la eternidad transcurrida desde entonces, soy el frondoso F y dejé de ser el fracasado F: divorciado, en ruina emocional con su fantasía al viajar por su pasado (¿qué más es el pretérito sino una fantasía?), aventurero pero atormentado.

Francamente, pese al follar feliz frenéticas fundas con frecuencia, atrapado en esta celda de papel en la que estoy ahora, pienso que era mejor mi existencia de fracasado. Tengo el alimento y las distracciones que se me antojen, pero soy preso de ellas. Soy un instrumento divino, pero finalmente un instrumento; arrumbado, sin voluntad propia, antes de un concierto soy objeto que solo toma vida cuando es sacado del estuche y afinado según la obra lo requiera. Seguramente era mejor ser el fracasado F que un esbirro del demonio L: el frondoso F.